El enamoramiento puede ser una buena base para el amor.

       Son dos palabras que se utilizan indistintamente en la relación de pareja y no expresan la misma realidad. El enamoramiento se produce al principio y tiene una duración limitada aunque se puede volver a vivir en una relación larga. Cuando nos enamoramos de una persona vemos todas sus cualidades maravillosas y deseamos estar el mayor tiempo posible con alguien así. Toda nuestra persona queda absorbida por ese deseo que nos hace sentir muy bien si lo obtenemos o desgraciados si no. De esta forma, si nos corresponde, nos sentimos muy dichosos de que alguien tan fantástico sienta algo así por nosotros. Por lo tanto el enamoramiento se produce cuando proyectamos en una persona el ideal que tenemos de una pareja.

        Como todo deseo cumplido, cuando pasa el tiempo, la relación se vuelve más natural. Vamos conociendo aspectos que no nos gustan tanto de nuestro compañero/a. En ocasiones, si el cambio es muy brusco, puede llegar a romper la pareja. Aquellas cosas que antes nos hacían tanta gracia, ahora no las soportamos. Le vemos muchos defectos que nos hacen dudar si queremos seguir con la relación. Si logramos traspasar este momento, si logramos encajar la frustración de que no tendremos el ideal de pareja que queríamos, el enamoramiento empieza a trasformarse en amor de verdad. La intimidad de la relación hace que pueda conocer profundamente al otro/a, lo que me gusta y lo que me desagrada de esa persona, aunque eso me suponga un esfuerzo de sinceridad conmigo mismo. ¿Y puedo decir que amo realmente a alguien si no lo conozco?.