Necesitamos valentía para aceptar nuestra sombra.
En el anterior post sobre polaridades hemos visto que tenemos zonas de nuestra personalidad que no reconocemos porque las rechazamos. Esas zonas se corresponden con uno de los polos de cada polaridad de la que estamos compuestos. Si aceptamos nuestra ternura, rechazamos su polaridad, la crueldad. Este mecanismo lo utilizamos para protejernos. Creemos que si nos damos cuenta de los momentos en que somos crueles, eso hará que aumente nuestra crueldad cuando, en realidad, se produce el efecto contrario, nuestra crueldad se reduce solo por el hecho de ponerle conciencia. Solo dándonos cuenta de ella le podremos poner límites.
Así el trabajo con las polaridades, lejos de quedarse en una teoría, se convierte en una herramienta de autoconocimiento. Para ello necesitaremos tener el coraje de ver en nosotros aquello que nos asusta. Aceptando ese polo oculto, que los demás suelen ver con más claridad, nuestra ternura se vuelve más auténtica, más real. Si no acepto mi crueldad, no tengo ningún punto de referencia para saber si mi ternura es verdadera.
(Del libro «El proceso creativo en la terapia guestáltica» de Joseph Zinker. Ed. Paidós)